Los valores, como nos indica Innerarity en su texto “Cuidado con los valores” (D. Innerarity, 2008), son muy numerosos y variados pero actualmente sufren una crisis. Aunque, esa crisis de valores esconde otros problemas muchos más complejos. Son ocultados bajo esa capa de crisis, porque desconocen las respuestas y soluciones a los problemas, como nos dice el autor «Quien no se aclara, alivia su incomodidad instalándose en alguna evidencia que sea poco discutible».
Como consecuencia a esta defensa de valores, sobre todo morales, se debilitan las ideologías de los partidos políticos democráticos de nuestras sociedades y a los derechos. Los políticos intentan inculcar o imponer los valores que rigen la ideología de su partido a la sociedad, restándole importancia a otros valores mucho más relevantes. Por ello, Innerarity plantea que la génesis de los valores es colectiva, es decir, que no se posee de unos individuos sobre otros. O dicho de otro modo, no se deben quitar los procesos de participación en la sociedad.
Uno de los ejemplos de moralización que se me ocurre, es la edificación del Instituto donde estudié. Bueno, primero describiré el centro para que podáis haceros una idea, nos encontramos con tres edificios anexos, sobre todo mi atención va dirigida al edificio donde se encuentran las aulas de Bachillerato. Creo que es mejor que os diga cómo fue bautizado ese edificio por su estructura arquitectónica interior, y a partir de ahí sobrarán seguramente comentarios, Carabanchel.
En la primera reunión del tutor con los padres cuando estudiaba 1º de Bachillerato, mis padres volvieron a casa sorprendidos por el parecido que tenía a una prisión, «cada aula es una “celda” sólo queda que las enumeren».
Entonces a mí me surgen algunas preguntas ¿realmente creen, autoridades relacionadas con el mundo educativo, que las nuevas normas y leyes ayudan al alumnado? Estos últimos tres años, mientras estudiaba magisterio, entre otras cosas me han enseñado que debo crear una atmósfera positiva en el aula para mejorar el aprendizaje de mis alumnos. Pero ¿cómo se puede crear este positivismo no sólo con tantas prohibiciones y nuevas normar (todas ellas bajo amenazas, «¡si no las cumples te pongo un parte!» si además tienes la sensación físicamente de que estás entrando en una cárcel)? De verdad que personalmente, me gustaría saber que pasaba por la mente del arquitecto que en su día le dijeron que debía diseñar un edificio anexo para un instituto, y acabó construyendo una réplica de una cárcel.
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